¿Cómo funciona tu Energía?
Tu energía es un reflejo de tus emociones y tus pensamientos.
Cada cosa que piensas o sientes, tiene una vibración, y genera en tu energía un movimiento, es decir, un flujo de energía correspondiente.
La energía sana necesita fluir:
Si permites que esa emoción fluya y que se exprese, luego de un rato (minutos o días) esa emoción/energía se va a disolver y tu energía ya no va a estar vibrando en esa frecuencia.
Sin embargo, si no dejas que fluya esa emoción o ese pensamiento, entonces la energía quedará estancada. Por lo mismo, es común tener en tu energía muchas emociones o patrones mentales guardados del pasado, que nunca fluyeron.
Las energías “guardadas” a veces se acumulan durante muchos años y eventualmente salen a flote en otros momentos de la vida, cuando estás viviendo experiencias que te recuerdan la original. Esas energías del pasado pueden traducirse en conflictos y bloqueos para manejar sanamente los desafíos de tu vida actual.
¿Qué ocurre cuando la energía no fluye?
Aquí te comparto dos ejemplos de emociones que quedaron guardadas en la energía. Son extractos de relatos de mis pacientes (los nombres no son los originales):
– Susana, 43 años:
“Cuando yo era pequeña, falleció mi abuelito, que vivía conmigo y a quien yo amaba mucho. Cuando se enfermó y lo hospitalizaron, a mi no me contaron nada, sólo dijeron que estaba de viaje. Y luego nunca volvió. Recuerdo que pregunté pero nadie me explicó nada. No fui al funeral y varios años después pude entender lo que en verdad había ocurrido.”
Ese dolor queda guardado, porque Susana nunca hizo un duelo sano. No hubo despedidas, llanto, no hubo cierre (energías emocionales). Tampoco hubo un proceso de comprensión (energías mentales) porque nadie le habló a ella de la enfermedad y la muerte, de la vida humana y la pérdida. Esta experiencia dejó en su energía huellas de confusión mental y de penas, también miedo al abandono.
De adulta, ocurre que esas energías no procesadas, generan conflicto y dolor. Susana siente que cualquier persona que ama puede irse sin explicaciones.
Luego de limpiar y liberar esas energías en un proceso terapéutico, Susana hace el trabajo de entender, ordenar sus ideas con respecto a la muerte, puede llorar y despedir a su abuelo como corresponde, soltarlo desde la energía.
Al terminar su proceso, ya no siente esa pena inexplicable que la acompañaba siempre y puede vivir la vida con menos miedo.
- Fernanda, 20 años:
“Conocí a una persona hace dos meses y tuvimos una historia romántica muy fugaz. Cuando se terminó, se me rompió el corazón, como si se hubiera terminado una relación de muchísimos años. No entiendo por qué tanto, no es lógico. Ni siquiera nos llevábamos muy bien”.
En este caso, a Fernanda se le activaron dolores que estaban guardados en su energía, y que aumentaron la magnitud del dolor. Esos dolores guardados no tenían una relación tan clara con su infancia, sino que con vidas pasadas. En tu energía también pueden quedar huellas de otras vidas que se activan en esta vida.
Cuando Fernanda logró sanar desde la energía esas heridas, pudo llevar con más tranquilidad el duelo de la relación que había acabado. Sin angustia, y también sin los pensamientos que le reprochaban “no deberías sentirte tan mal por esto”.
Todos tenemos derecho a sentirnos mal. Es humano y es natural. Las emociones negativas son saludables siempre que puedan fluir. Es cuando no están fluyendo que causan dolor en exceso y nos impiden vivir una vida de crecimiento.
Comprender tus emociones y pensamientos, sentirlas, expresarlas, y actuar sobre ellas si así lo decides, para luego soltarlas. Ese es el flujo sano de la energía.
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