Lo que puedes sanar tú para evitar los conflictos de poder con tus hijos
Lo que tú puedes sanar para terminar con las luchas de poder con tu hijo
Si ya leíste el último post del blog, en el que te compartí varias ideas para disminuir las luchas de poder con tus hijos, aquí encontrarás los dos últimos consejos que tienen que ver exclusivamente contigo.
1. Revisa y sana tu mente: ¿Tienes una personalidad complaciente?
Las personas complacientes tienen muchas dificultades para decir que no, para poner un límite, para respetarlo o hacerlo respetar. Entonces, ceden mucho ante los pedidos de sus hijos, agotándose rápidamente y, en muchos casos, perdiendo la paciencia.
Si cuando eras pequeña te enseñaron a obedecer porque era tu obligación, porque si no obedecías te castigaban o te dejaban de hablar, o te decían que eras “mala, desobediente, mal portada”, entonces aprendiste a complacer a otros para sentirte segura y a salvo.
Y por eso te molesta mucho cuando tus hijos no hacen lo que les dices, porque no te están complaciendo. Inconscientemente, proyectas ese aprendizaje en ellos. Ellos deberían complacerte tal como tú complaces a otros siempre.
Algunas pistas para reconocer tu lado complaciente:
- Le tienes miedo al mal comportamiento de tu hijo
- Tratas de apaciguar o distraer a tu hija de sus emociones negativas
- Le tienes terror al conflicto y las pataletas
- Si algún conflicto con tus hijos no sale bien, sientes que es tu culpa y que eres un fracaso como madre
- Te sientes poco valorada en tu familia o en tu trabajo
- Sueles ceder y buscar muchas alternativas – a veces incluso de forma ansiosa- para evitar un conflicto inminente
- Cuando no logras evitar el conflicto, inviertes mucha energía tratando de salir de allí, o dándole vueltas una vez que se acabó
¿Te identificas con algunas de estas situaciones?
Si es así, estás lista para empezar a sanar esa parte de ti, para volverte más consciente y empezar a poner límites más sanos y claros.
Un mantra que te puede servir para llevar estos momentos es:
“Esto es difícil y está bien que lo sea. Pondré este límite y lo voy a respetar y sostener, porque estoy cuidando y honrando mi energía y mi tiempo”
Recordarte a ti misma que ES DIFICIL y que ESTÁ BIEN tener conflictos en esta vida, te ayudará a tener fuerza, confianza y seguridad en ti misma. Una persona sana no se pasa la vida sin conflictos, sino que sabe cuándo evitarlos, cuándo enfrentarlos y cuánta energía invertir en ellos.
Porque, como estás acostumbrada a evitar conflictos, una parte de ti está convencida de que todo en la vida debe ser fluido, fácil, agradable. Y no es así. Tus hijos harán pataletas ante tus límites (incluso los adultos en tu vida harán pataletas si empiezas a ponerles límites!). Y durante un tiempo será MUY difícil porque surgirá ese miedo en el estómago, el miedo a la rabia del otro, el miedo a su incomodidad o su malestar. Esa sensación incómoda de culpa y la ansiedad por hacer algo para resolver y dar una solución.
Pero luego de un tiempo, si te mantienes, el miedo dejará de activarse. Y tú tendrás cada vez más fuerza para mantenerte allí, siendo fiel a ti misma, cuidando y honrando tu energía y tu tiempo.
Porque está muy bien que tú digas que no, y está muy bien que a ellos no les guste. Y nos seguimos amando. De eso se trata la vida.
2. Revisa y sana tu energía
Los conflictos de poder (con cualquier persona) se manifiestan la mayoría de las veces en el segundo chakra (caderas).
Allí encontrarás energía dolorosa, heridas que se activan cuando sientes que debes cumplir con otros o que otros deben cumplir contigo, que nos debemos obediencia mutuamente.
Las conexiones tóxicas en el segundo chakra te hacen sentir que la vida se trata de satisfacer deseos ajenos y que otros satisfagan los tuyos.
Es una energía muy primitiva, la de dominación y pertenencia, que dice “Tú eres mío así que harás lo que yo te digo”, tengo poder sobre ti y puedo hacerte daño o causarte miedo cuando no cumplas.
Sanar tu segundo chakra, entregarle energía para limpiar y reparar, te ayudará a pasar más rápidamente este proceso de recuperar tu fuerza y tu voluntad. Sin ser agresiva, y sin soltar el resentimiento encima de los otros. Para no caer en la actitud de “Yo que lo doy todo por ustedes, y no recibo nada a cambio”.
Hay mucho más que puedes sanar en tu energía, pero este es un excelente inicio.
¿Te ha pasado que te encuentras evitando conflictos más de lo necesario, y que luego eso escala en una lucha de poderes con tus hijos?
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