¿De dónde saco tiempo para meditar siendo mamá?

mama meditando

La maternidad, sobre todo con niñxs pequeñxs, es una época de constante demanda y puede volverse muy agobiante. Lo que tenemos que tratar de hacer es no perdernos en las urgencias y el agobio del día a día. La salud mental es DEMASIADO importante para una mamá. Y los momentos de tranquilidad - aunque sean muy cortos - son tu salvavidas y tu cable a tierra.  

 

Para mí la tranquilidad se traduce en tener tiempo para meditar, para hacer ejercicios de consciencia y respiración en los que siento y muevo mi energía. Los uso para revisar, para sanar o limpiar mi campo energético. Para ti, la tranquilidad puede significar otra cosa: cepillarte el pelo lentamente, tomar una taza de té caliente, escuchar música relajante o prender una vela de aromaterapia sólo para respirar un rato.

En este artículo de blog, te comparto los dos principios que son LA BASE si quieres meditar durante tu maternidad, y los momentos de esta etapa en que a mí me resulta mejor meditar y mover mi energía.

 

Dos principios que son LA BASE si quieres meditar durante tu maternidad

 

1. Sin exigencias ni deberes:

Meditar y mover tu energía es un tiempo de conexión contigo misma, con tu realidad y con la energía de lo que te rodea. Es muy importante que no lo consideres como “un deber” o una obligación, porque el cerebro humano no maneja bien esos términos. Los deberes suelen generar rechazo y resistencia en la mayoría de las personas. Y no queremos que eso te pase a ti.

Hay muchas mamás meditadoras o terapeutas que sienten que “deberían meditar más” y que “no estoy haciendo lo suficiente”. Pero ese tipo de pensamientos viene de la autoexigencia, de la rigidez. Es un mandato que cristaliza tu energía en la culpa y la insuficiencia. Y eso es TODO LO CONTRARIO de lo que quieres generar con tus ejercicios de meditación.  

Entonces, primero te recomiendo conectar con la satisfacción expansiva que produce el meditar y vivir conectada con la energía. Recuerda que puedes estar conectada en cualquier lugar y en cualquier momento. Que los estados meditativos también son un estado de consciencia y de conexión mental.

 

2. Sin tiempos exactos ni prácticas estrictas:

 

Siguiendo la línea de pensamiento anterior, tampoco son necesarias las prácticas rígidas y estrictas para meditar siendo mamá.

Yo no me levanto todos los días a las 5 a.m. para meditar por una hora antes que salga el sol.  Si tú logras hacerlo, es excelente! Pero la realidad es que la mayoría de las mamás tenemos tiempo y energía limitada. Y, como decía antes:

La idea es que la meditación expanda tu bienestar y tu sensación de conexión, no que lo rigidice y lo limite.   

Por eso LA CLAVE es encontrar espacios en TU RUTINA COTIDIANA, que es muy distinta a la mía seguramente, y que va cambiando a medida que tú, tus hijos y tu familia cambia y crece.

Por eso las ideas que te comparto aquí son las que a mí me funcionan, y a partir de ellas tú puedes probar y definir qué es lo que a ti te funciona.

 

¿Cuándo meditar si eres una mamá ocupada ?

 

1. Meditar dando teta

 

Esta fue la primera instancia de meditación que aprendí después de ser mamá.

No sé tú, pero yo pasé muuuuchas horas de mi vida dando teta, fueron como 5 años en total, sumando la lactancia de mis dos hijos. Y, por supuesto, que muchos de esos momentos los pasé mirando el celular o durmiendo, pero los que aproveché meditando o haciendo algo nutritivo para mí misma, fueron los más valiosos y los que me dejaban más tranquila.

Tengo hasta un ejercicio energético que practicaba a la hora de dar leche, si quieres me lo pides por email.  

 

2. La hora de dormir de los niños: por muy eterna que sea :)

Mi hijo mayor siempre se ha tomado entre media y una hora para quedarse dormido cada noche. Es de las personas que se demoran en apagar sus pensamientos y su cuerpo. También es de los que necesita dormirse acompañado.

Y resulta que, si yo me pongo a pensar en todo lo que quiero hacer después que se duerma... uf, la cosa termina mal: me pongo impaciente o doy instrucciones inútiles del tipo "quédate quieto y duérmete de una vez" o "con los ojos abiertos nunca te dormirás"

¿Te ha pasado?

Bueno, hacer dormir a una persona que no quiere dormir no es una tarea grata cuando estás estresada. Pero si logras olvidar los pendientes y el apuro, este es un momento excelente para sentir la tranquilidad del aquí y el ahora. Lo que yo hago es sentarme al lado mi hijo (sin acostarme porque si no me duermo) y, después de conversar un ratito y obtener información valiosa de sus emociones y pensamientos, me pongo a meditar.

También este es el momento de inspiración máxima donde se me ocurren ideas de cursos o textos por ejemplo. Y a veces aprovecho de revisar la energía de mis hijos y hacerles una mini-sesión de energía. 

 

3.  Tareas de limpieza de la casa:

 

Si debo confesar, a mí no me gusta para nada limpiar o cocinar. Pero en la vida adulta es un poco difícil evitar esas tareas – al menos completamente.

Y resulta que encontré en una de estas tareas un momento de conexión energética excelente. Lavando platos. No es nada glamoroso claro. No hay velas encendidas, ni música de la india. Pero hay algo en el ritmo del agua y en lo repetitivo de la tarea que, en mi experiencia, ayuda a entrar en estados meditativos muy agradables.

Yo normalmente he usado ese momento para conectar con mis guías espirituales.

 

 4. En la ducha:

 

La ducha es un lujo en los primeros meses de maternidad, y cuando los niños ya no son bebés pero aún son pequeños, puede ser toda una proeza ducharte con la puerta cerrada sin gritos ni interrupciones.

Pero, si logras darte una ducha sin tener a tus niñxs asomando a través de la cortina, entonces será un gran momento para hacer ejercicios energéticos. El que más prefiero yo en estas instancias es el de limpieza energética, porque ya que estoy limpiando el cuerpo, aprovecho de limpiar mi campo energético.  

 

5. Ejercicios espirituales con los niños:

 

Si no puedes contra ellos, úsalos a tu favor, ¿no?

Hay muchos ejercicios espirituales que se pueden hacer con tus niñxs, pero el más simple es encender una vela y durante unos minutos (o segundos según la edad de tu peque) hacer una actividad que te conecte y expanda como:

  • observar el fuego
  • agradecer este momento de calma o cualquier cosa del día o de la vida
  • guardar silencio
  • cantar una canción relajante

Aunque sea un ejercicio muy cortito, será muy útil para tus hijxs desarrollar la idea de que podemos detener nuestras actividades diarias para disfrutar la calma.

NOTA: Ideal hacer esto con ellos después de que los niños hayan hecho una actividad física bien activa.

 

6. En el auto:

 

Meditar manejando es muy provechoso para muchas personas. En este caso, tendrías que practicar una meditación que sólo involucre respiración consciente y atención en el aquí y ahora, porque… bueno, tú entiendes.

Yo medito mucho en el auto, pero detenido, después de dejar a mis niños en el jardín. Me tomo entre 10-30 minutos para respirar, visualizar el día o hacer ejercicios más profundos.

También puedes hacerlo al llegar a tu trabajo, antes de bajar del auto. Pero que sea ANTES de revisar el celular, o el email de trabajo o cualquier otro pendiente que tengas.

 

 7. En la oficina:

Yo ahora trabajo como terapeuta, entonces mi oficina está hecha para meditar, allí es muy fácil. Pero diez años atrás, cuando no tenía hijos y trabajaba como ingeniera en un cubículo, sin oficina propia, hacía esto que te voy a recomendar ahora:

Cuando vas al baño, no llevas el teléfono, y te tomas 5 minutos para quedarte meditando. Sí, sentada sobre la tapa del WC. Este ejercicio te recuerda quién eres en medio de todo el movimiento que significa trabajar.

 

 

¿Qué te parecen estas ideas? ¿Te parece que alguna puede funcionar para ti?

 

Yo creo que la maternidad es la mejor etapa para aprender a ir más lento, a estar presente, a olvidar la velocidad del mundo y la vida. 

 

Espero que estas ideas te sirvan para encontrar más espacios en el día a día, para mover tu energía y conectar con la calma que todas tenemos dentro y que tanto necesitamos. 

 

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