Un superpoder para mamás e hijos: La empatía
Los seres humanos necesitamos a otros: necesitamos ser vistos y escuchados, necesitamos otro que nos preste atención, que conecte con nosotros y nos cuide también. Esa posibilidad de conectar con otros es lo que nos hace personas y lo que nos permite sobrevivir.
Y la empatía es eso: CONECTAR. Conectar con la realidad de un otro, tener la capacidad de sentir al otro, verlo, ponerme por unos instantes en sus zapatos. Generalmente, usamos la palabra empatía para referirnos a sentimientos y en eso nos vamos a enfocar en este artículo.
¿Para qué sirve la empatía?
La empatía nos sirve para ponernos en el lugar del otro, para encontrar esos puntos comunes que nos hacen humanos. Mi historia puede ser muy distinta a tu historia, pero si yo he sentido pena alguna vez y puedo identificar tu pena, entonces te siento cercana, te siento parecida a mí en la emoción, conecto contigo.
Y eso me permite ayudarte y generar un vínculo, que en el largo plazo será un vínculo de intercambio y cuidado mutuo, y luego una red de vínculos, una comunidad o una tribu. Por eso la empatía permite la supervivencia de la especie.
¿Cómo se siente la empatía desde lo energético?
Como todas las emociones tienen una vibración, vamos a describir la empatía emocional como la capacidad de sentir la vibración del otro. No siempre vas a reconocer qué emoción es, quizás no puedas ponerle nombre, pero sí vas a percibir un cambio en la energía del otro- en su emoción.
Muchas veces la empatía se produce de manera inconsciente. Hay niños y personas sensibles que cambian su vibración al percibir la vibración de otro, aunque su intelecto no lo esté procesando. Esas personas también están empatizando, pero en una forma poco reconocible socialmente.
Luego habrá otros niveles de empatía:
- El reflejo empático: reflejar la emoción del otro, sentir lo que el otro está sintiendo (Ej.me pongo triste cuando te veo llorar) tiene que ver con un proceso neuronal (las llamadas neuronas espejo).
- La comprensión empática: entender lo que le está pasando al otro, ponerle nombre a la emoción. Es un proceso intelectual, relacionado con la inteligencia emocional.
- La respuesta empática: comunicar y actuar empáticamente, validando la emoción del otro o incluso ayudando o consolando.
¿Cómo trabaja la empatía una terapeuta energética?
La terapeuta que trabaja con energía, genera una forma de empatía muy consciente, utilizando su percepción y su propio campo energético.
En la terapia percibes (con tus manos) el campo energético de un paciente buscando e identificando vibraciones y emociones. Tu propia energía de terapeuta empieza a conectarse con la energía del paciente, y a través de tus manos empiezas a percibir texturas, sensaciones, emociones, pensamientos. Al percibir la energía del otro, al decodificar esa información en tu mente y en tu emoción, EMPATIZAS con tu paciente porque durante esos momentos VIBRAS en la misma frecuencia que él/ella.
Empatía es poder vibrar temporalmente en la misma frecuencia que un otro.
En ese proceso de empatizar, no sólo sientes lo que al otro le está ocurriendo, también como terapeuta puedes recibir información visual, mental o física que te permite entender mejor qué se está moviendo en la energía de tu paciente. Y cuando tienes esa vibración e información, puedes mover mucho mejor la energía es una dirección sanadora de acuerdo a lo que se necesita.
Soy demasiado empática: ¿Qué hago? El punto medio
Es muy valioso que sepas que la empatía es una habilidad muy sana, pero todos los extremos son malos. Y los extremos de la empatía, no se llaman empatía la verdad.
En un extremo tenemos a la:
- ANTIPATÍA: es la característica de no empatizar con el otro, no verlo ni sentirlo, no reaccionar a sus emociones o necesidades, ni tratar de entender.
En el otro extremo tenemos a la:
- SIMPATÍA: que aunque en nuestra sociedad se usa como sinónimo de ser chistoso o agradable, en verdad tiene que ver con sentir como el otro, y sufrir con el otro.
Entonces, la EMPATÍA es el punto medio:
Para ser sanamente empática, busca conectar con el otro, sentir lo que está sintiendo pero luego VOLVER A TU CENTRO.
En lo cotidiano, respeta tus prioridades, cuida tu energía y tus tiempos, y sobre todo regula tus emociones.
Y si sientes que la emoción del otro te abruma, si te quedas “pegada” en sus emociones y vibraciones muchas horas o incluso días, si te duele más a ti que al otro, entonces estás cayendo en la simpatía, o en el exceso de empatía. Te estás perdiendo en el otro.
Y aquí necesitas pedir ayuda, para revisar dos cosas:
- ¿Estás poniendo límites sanos? Cuando pones límites más conscientemente, puedes seguir siendo empática pero sin sufrir. Y, de hecho, ayudas mejor.
- ¿Se están activando en tu energía heridas y dolores que necesitas sanar? Cuando sanas tus dolores, el dolor del otro te duele menos. Y cuando te duele menos.. ¿adivina qué? Ayudas mejor
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